sábado, 9 de mayo de 2009

El poder de UNO

Mis experiencias personales junto a los últimos acontecimientos de nuestra sociedad y me han impulsado irremediablemente a ponerme a escribir. La escritura es un músculo que si no se ejercita, se atrofia, y no sólo eso, queda peor de lo que estaba antes de ponerle pausa. El mío está arruinado con toda seguridad, pero no puedo dejar que esos años dedicados o mejor dicho casi sacrificados a las Letras, con su respectivo pago de colegiaturas en la Universidad, se vaya por el caño sin siquiera haber sido objeto de alguna crítica o comentario.


¿Por qué tengo ganas de escribir? Hace tiempo que tengo ganas de hacerlo. Desde la época en la que escribí para un par de revistas de música, me enamoré de esa práctica, jamás pude deshacerme de la ácida y a veces negra percepción que tengo de algunas cosas. Con el tiempo no sólo ésta ha cambiado, se ha ampliado, se ha diversificado y también se ha amargado. La verdad es que soy una amarga, una amarguetas. Me río mucho de todos, me burlo, me mofo, pero muy en el fondo como que me amargo. No puedo ver las cosas, criticarlas y ya, como cualquiera. No le puedo dar una moneda de la culpa e irme. Tengo que amargarme. A mi se me hace que eso es lo que tengo en común con el personaje que doblo en Grey's Anatomy: Cristina Yang (ella de todo se amarga). ¿Y la verdad? Mmmmm...Me gusta. Me gusta ser amarga. Es que si uno no se amarga no se ríe a gusto, no puede ser crítico, no sufre esa catarsis casi a punto de vomitar. No puede uno vivir en una ciudad como ésta sin sentir como que algo de uno se sublima y le permite ver ese lado bien podrido de la gente (lado que también tenemos los que criticamos, no es que nosotros hayamos exentado).

Soy también cursi. Chillona a más no poder. Observadora del mundo con ojos de compasión desbordada, con lágrimas en los ojos, con indignación, con coraje, con asco. Ahí es donde digo que me amargo. Veo a un niño de la Sierra de Veracruz que come desayuna y cena quelites, antes de que una gastroenteritis lo mande al hospital...( ¡ja! si hubiera uno ) bueno, antes de que una gastroenteritis lo mate...y yo me amargo... y me enojo, y se me salen las lágrimas porque pienso que no es justo, y veo que después de ese reportaje vendrá el comercial del partido político que sea, y hablarán de becas, computadoras, mejores condiciones para todos, compromisos, primero los pobres o lo que sea...y este niño igual se va a morir, como en África, ah sí, pero nosotros muy en la Cumbre Latinoamericana y preocupados si Peña Nieto se puso corbata o no...

Uno se tiene que enojar para que las cosas justas ocurran. Para que le den una factura por lo que compró, para que se cumplan las promesas, para que el trapero entienda -por más que estemos acostumbrados- que NO “trabajó“ para ganarse 30 pesos por un servicio que nadie pidió, para que te vean seria. Pero tiene que ser un enojo de propuesta, no de altanería ni de soberbia, tiene que ser un enojo dirigido. Pienso que debe ser así como el enojo de WWF con aquélla campaña de “El Poder de UNO“. Ese maravilloso comercial en blanco y negro que hablaba de aquéllos que tuvieron el poder de hacer algo más.

Y creo que por eso tengo ganas de escribir. 

Porque estoy enojada y amargada con muchas cosas y profundamente agradecida, conmovida, divertida, enamorada, sorprendida y dispuesta con muchas otras. 

Porque creo en “El poder de UNO“. 

Porque hoy que México está cambiando, porque pienso que aquéllos que tenemos estos medios -y muchos que no son tan afortunados de tenerlos- estamos cambiando. Habrá que ser más sensibles a lo que ocurre. No podemos seguir por la vida haciendo como que no vemos nada, hoy ya no podremos quitarnos el tapabocas porque hay que hablar menos y mirarnos más.

Ni los médicos, ni los maestros, ni los terapeutas, ni los sacerdotes, ni siquiera nuestros padres nos pueden engañar tan fácilmente. Nosotros tampoco podemos hacerlo ya, ni a nuestros maestros, ni a nuestros terapeutas, ni a nuestros hijos podremos ni debemos tratar de engañarlos. Somos una sociedad informada, conectada, consciente y la conciencia lleva también una responsabilidad. Veremos cuál es y cómo queremos asumirla cada uno de nosotros.


Aquí les dejo el comercial para los que no se acuerden y quedaremos pendientes de la próxima entrega.



VLT


http://www.youtube.com/watch?v=tN2afYN0OhA